Paloma

De vivir para los demás a reconectar conmigo!

Soy Paloma, mexicana viviendo en Estados Unidos.

Nací y crecí en la Ciudad de México, influenciada por la receta de lo que supuestamente era “ser buena”: portarme bien, verme bonita, ser educada, y nunca incomodar a nadie. Crecí en una familia amorosa, estudié en una escuela privada donde me enseñaron valores éticos por los que estoy profundamente agradecida… pero también me di cuenta, con el tiempo, que algo fundamental faltaba: la educación emocional.

Aprendí que mostrar tristeza, enojo o vulnerabilidad era signo de debilidad. Que “una niña bien” no decía que no, no se enojaba, no causaba problemas. Y si lo hacía… algo estaba mal con ella. Como muchas mujeres, me adapté: sonreía aunque estuviera rota por dentro, buscaba agradar y decía que sí a todo, aunque no quisiera.

Con el tiempo, todo esto se reflejó en mi cuerpo.
Después de graduarme de la universidad, me sentía completamente perdida. Con la autoestima por el suelo, empecé a comer compulsivamente para llenar vacíos emocionales. Subí 15 kilos, me sentía insuficiente, desconectada, deprimida. Intenté apagarlo con comida, con alcohol, con distracciones… pero el dolor seguía ahí. Probé dieta tras dieta sin éxito, porque el problema no era lo que comía, sino lo que estaba callando.

Fue entonces cuando conocí a mi esposo, quien me impulsó a estudiar Health Coaching.
Esa decisión cambió mi vida: aprendí a escuchar a mi cuerpo, a nutrirme de verdad y a entender que somos más que lo físico. Somos emoción, mente, alma. Sané la relación con mi cuerpo, perdí peso sin volver a rebotar, y lo más importante: empecé a recuperar el amor propio que había perdido.

Pero la vida aún tenía más para mostrarme.

Unos años después, mi mamá me dio la noticia más dura: tenía cáncer.
Yo, viviendo en otro país, sin poder regresar a México por un tiempo, me sentí impotente. Esta experiencia me llevó a observar profundamente su historia… y ver cómo, como muchas mujeres, había olvidado sus propias necesidades por poner siempre a los demás primero.

Su cáncer apareció en la columna, y simbólicamente eso me habló de rigidez: de cargar demasiado, de sostener a todos menos a sí misma. Mi mamá es un ser lleno de amor, de entusiasmo, de generosidad… pero también una mujer que decía que sí a todo, que rara vez se quejaba, y que fue dejando de escucharse.

Verla pasar por ese proceso me estremeció. Y también me despertó ya que me pude ver reflejada en su situación y como yo estaba pasando por lo mismo teniendo patrones similares.
Me di cuenta de lo que puede suceder si no atendemos nuestras emociones, si las ocultamos, si no nos damos espacio para procesarlas. El cuerpo habla, y cuando no lo escuchamos, grita.
Desde entonces profundicé más en la gestión emocional y el movimiento como medio de expresión en el autocuidado real, en vivir de forma más consciente, amorosa y compasiva conmigo misma.

Hoy acompaño a mujeres que, como yo, han aprendido a callar lo que sienten, a ponerse en último lugar, a vivir para los demás y se han olvidado de sí mismas para sostener al mundo.

Te acompaño a reconectar con tu cuerpo, tus emociones y tu poder personal para vivir una vida más consciente, plena y alineada contigo.
Te guío a regresar a tí misma.
A volver a tu cuerpo, a tu sabiduría interna, a tu amor propio.
Porque cuidar de ti no es egoísta. Es necesario! Es esencial!

Te invito a despertar, a reconectar, a recuperar ese poder que siempre ha estado dentro de ti.
A que te des a ti todo eso que tantas veces has dado a los demás.
A transformar el amor que diste hacia afuera en un amor profundo hacia ti.

El camino de vuelta a ti.